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sábado, septiembre 9

 

Mi Buenos Aires querido

Edificio junto a la casa Carlos Gardel, en Jean JaurésSólo con música de tango acompañando la lectura podría conseguir mi propósito de contar lo que se puede sentir al aterrizar en Buenos Aires.

Y es que
BA es tango, es un inmenso bullicio, un estrépito de coches a pesar de las ventanillas subidas del remise que te lleva desde el aeropuerto Ministro Pistarini hasta la capital Federal.

Es alegría. Y sin embargo también tristeza, o pena, nostalgia, desgarro. Es difícil de explicar pero son sentimientos que te encogen el corazón.

Llegué a las ocho de la tarde hora local. A esas alturas del día pocos bonaerenses paseaban ya por la calle. Unos cuantos habrían quedado para cenar. Otros seguramente volvían del trabajo. Pero unos y otros eran fácilmente reconocibles por la manera de andar.
Parejas de cartoneros recorrían las calles sucias, oscuras y frías. Se empaña el cristal. A estas horas, ya no engaño a José, el conductor: ya sabe que soy de los que venían, y no de los que vuelven. Él tiene familia materna en Valencia. No quiere oir ni hablar de aquellos ‘pelotudos traidores’ que huyeron cuando la cosa estaba mal, en lugar de quedarse a ‘echarle cojones’.

Me he bajado en
el Abasto. ‘Son 60 pesos. Toma mi número, gallego, y la próxima vez me llamas directamente en lugar de buscar a la agencia”.

La calle huele a humedad. Apenas está iluminada. El frío cala en seguida.

Mi hostel es rojo. Fachada modernista. Parecida a las de los edificios de Valencia. Pero aquí las orlas de la pared únicamente están pintadas. Y otra vez ese acento argentino que está por todas partes...

Hostel Casa Unica en la calle Jean JaurésBA es
Cambalache. Sólo así se entiende a José cuando maldecía la delincuencia e inseguridad ciudadanas. O a María, la gerente del hostel. Anoche fueron atracados a punta de pistola. En realidad todos los que estaban en el hostel en ese momento tuvieron que darles lo que llevaban encima a los dos villeros mal nacidos que los asaltaron. Yo acababa de dejar las maletas y había salido apenas cinco minutos antes. Ahora me llaman, ‘el afortunado’. Pero anoche, a la vuelta, cuando me enteré, sentí lo desgarrador de ese otro tango que tantas veces he escuchado porque le encanta a Susana.

Buenos Aires es esa canción en blanco y negro con sonido de gramola.

De día es igual de frío: nublado y gris. Es pobre. Está descuidado. Pero poco a poco sale el sol. Entonces empieza a parecer otro. Los vagabundos de los parques o las aceras se desperezan. Lucen majestuosos algunos edificios -nuevos o restaurados- que conviven pared con pared con otros que me recuerdan a la España de principios de los 80. La miseria de sus calles parece un poco menos miserable. Y la suciedad no parece tan sucia.

Es increíble como los bonaerenses han integrado este paisaje que a mi me tiene en vilo.

Afortunadamente, me dicen todos con los que he hablado, parece que la cosa va mejorando. La crisis ya no es tan crisis. Y sin embargo, queda mucho por hacer.


Coches viejos circulan por la ciudad. Sigo paseando. Creo que nunca antes había tragado tanto humo... Hay que venir a Buenos Aires.


(acá podés ver mis fotos de Buenos Aires en Flickr)


Comentarios enviados:
Hola Sergio.

Sólo felicitarte por esta entrada. Me ha encantado. Me ha emocionado. Y sobre todo, me ha dejado con ganas de ir también a Buenos Aires.

Saludos.


 



Disfruta todo lo que puedas. Por cierto, me ha encantado la foto de la Quilmes... ¿Qué harías tú sin tu cervecita...?


 



Saludos Sergio. Qué envidia. Algún día espero ir para allá yo también. Si ves a Ceci, dale un fuerte abrazo de mi parte y dile que me hubiera gustado conocerla- Acuerdate de mí tras tu vuelta y consígueme un par de periódicos de allí-. Ya sabes que me los colecciono y de aquel país no tengo ni uno todavía. Pásatelo muy bien y ya me contarás qué tal ha ido este magnífico viaje.


 



Me ha encantado este post... porque aunque soy argentina, todavia no conozco buenos aires y es tal como la describes que me la imagino.
José: No creo que nos veamos con Sergio, un garrón... :(


 



Me alegro, umla, sobre todo porque tú tampoco te quedas manca transmitiendo sentimientos con unas cuantas letras escritas.

Qué te voy a contar, Juan, que no sepas ya!

Jose, cuenta con esos periódicos. Pero mándame correo para recordármelo en fecha significativa o más al final. Sabes que soy un desastre!

Ceci!!! :( !!


 



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